EL SIGNIFICADO Y PROPOSITO DE 1 JUAN



ESCRITO POR EL DOCTOR PETER MASTERS


Los principales propósitos de la Primera Carta del Apóstol Juan son:

1.- Definir los fundamentos de la fe.

2.- Describir los deberes y privilegios de los creyentes.

3.- Suministrar evidencias de una verdadera vida espiritual, o las reglas básicas del discernimiento.

4.- Proporcionar normas útiles para la evaluación de candidatos a la membresía de la iglesia.

5.- Mostrar el único fundamento que sirve de guía a los cristianos en sus relaciones, ya sea como individuos o como iglesias.

6.- Establecer el principio de que juntamente con la fe doctrinal, deben requerirse ciertas evidencias de vida espiritual, carácter y fruto, como parte de la evaluación antes mencionada.

7.- Alentar y motivar a los creyentes a desarrollar un mayor esfuerzo en su camino de santidad personal.

8.- Purificar a las iglesias y ayudarles a evitar la madera, el heno y la hojarasca en su membresía.

9.- Aplicar de manera personal las evidencias de vida espiritual en los creyentes y así acrecentar la seguridad de su salvación.

10.- Llevar consuelo y recordar las promesas a los creyentes que sufren tribulación.

11.- Explicar la presencia del anticristo.

EL CONTENIDO UNICO DE LA PRIMERA CARTA DE JUAN.

Muchos creyentes se sienten atemorizados al leer las Epístolas de Juan debido a que les resulta difícil precisar su sentido dentro de la Palabra inspirada de Dios.

Tenemos los Evangelios, seguidos lógicamente por los Hechos de los Apóstoles y las grandiosas epístolas doctrinales de Pablo; a continuación tenemos las así llamadas Cartas Pastorales con su énfasis en la vida de la iglesia y de sus líderes; después Hebreos que contiene un tema distintivo y esencial con características únicas. Pero de pronto, da la impresión de que el Nuevo Testamento se desvanece (con la excepción de Apocalipsis) hacia cartas menores y menos sistemáticas, caracterizadas por una repetición de lo que ya se ha dicho antes.

En el caso de las Epístolas de Juan existe también el problema que aparentan contener pensamientos disgregados, obvios y casi simples. Se tiene la impresión que Juan divaga y se repite a sí mismo de la manera que lo hace un anciano. A menudo parecería que Juan se está dirigiendo a niños pequeños.

Un problema adicional se deriva del hecho que Juan parece preocupado por una herejía vigente específicamente en su propio día y época, lo que aparentemente disminuye en gran manera la relevancia de sus epístolas.

La clave para apreciar la Epístolas de Juan es percibir que a pesar de todo lo anteriormente expresado, estas epístolas son:

1) Cuidadosamente ordenadas y razonadas con mucha precisión;

2) Llenas de un contenido espiritual profundo que solamente se encuentra en ellas.

3) Sumamente relevantes para las situaciones más peligrosas que confrontan las iglesias hoy en día.

LOS LIBERALES NO RECONOCERAN ESTO

La aparente simplicidad del lenguaje de Juan se debe a su estilo de tonos suaves y no a la superficialidad de su contenido. Es absolutamente necesario que reconozcamos ese hecho desde el inicio de nuestro estudio. La repetición tiene gran importancia ya que es el método intencionalmente utilizado por el apóstol al dividir el material, tal como se explicará más adelante.

Las menciones que hace el apóstol Juan de aquellos que niegan la encarnación de Cristo han sido interpretadas de manera totalmente errónea por escritores neo-evangélicos y liberales. Les conviene a tales autores limitar su atención a los herejes "gnósticos" del primer siglo, para poder sujetar firmemente esta epístola a un problema histórico. Si bien es cierto que Juan se dirige (bajo inspiración) a los herejes de su época, también es cierto que está aportando principios vitales al pueblo de Dios. Estos principios son válidos en cualquier época, útiles para el tratamiento de cualquier forma de herejía y de compromiso.

Los liberales no quieren reconocer la enseñanza de Juan sobre este tema. Tampoco los escritores evangélicos que están profundamente involucrados con el compromiso ecuménico. Sin embargo, la Epístolas de Juan contienen un mayor número de mandatos y principios claros acerca de la separación del error, que cualquier otra parte de la Palabra de Dios.

Entonces, la clave para apreciar las Epístolas de Juan, es acercarse a ellas con reverencia, respeto y esperando mucho de ellas. Las epístolas son únicas, ricas y cargadas con instrucciones especiales para las iglesias locales en la peligrosa situación actual.

La primera epístola de Juan consta de tres secciones, con pasajes adicionales que versan sobre los principios de separación del error doctrinal. La primera parte de la epístola explica la base de la conversión real; a continuación presenta una relación de evidencias de una verdadera conversión en función de los deberes de los creyentes, y la última parte retoma el tema de las evidencias de una verdadera conversión para desarrollar una sólida seguridad de salvación, aliento y estímulo.

EL CRISTIANISMO VERDADERO ES EXCLUSIVAMENTE EVANGELICO

Por tanto, el primer capítulo inicia con una definición del verdadero cristianismo y de una auténtica conversión. Es un pasaje poderoso orientado a establecer la necesidad absoluta de una interpretación evangélica de la encarnación de Cristo. El apóstol enfatiza el carácter del Evangelio Cristiano como dado por Dios y confirmado como auténtico por la presencia de Cristo mismo.

Pero los versículos iniciales son una clave esencial para pasajes posteriores, ya que para entender las Epístolas de Juan correctamente, debemos saber que siempre que Juan se refiere a Cristo, no se refiere al Salvador como persona simplemente. Se refiere a todo lo que Cristo representa - sus oficios, títulos y atributos. El apóstol Juan se refiere al mensaje Cristiano en su conjunto, siempre que nombra a Cristo. Cristo es todo el mensaje en una persona.

Cuando quiere decir, "Hemos visto la Verdad; la verdad acerca del Salvador, la verdad acerca de la expiación, y la verdad acerca de la conversión", simplemente dice, "Hemos visto a Cristo".

A menudo nosotros usamos palabras similares. Por ejemplo, la simple frase "he encontrado al Señor", (dicha por un cristiano) incluye todo. Quiere decir: he encontrado la salvación al caer bajo convicción de pecado y arrepentirme ante Dios. Quiere decir: he creído en el Evangelio y he caído de rodillas ante su enseñanza. Quiere decir: me he sometido enteramente a Cristo y he sentido el poder transformador del Espíritu Santo.

EL ENUNCIADO CLAVE

Esa simple frase, salida de los labios de un cristiano, es virtualmente una confesión de fe en todas las doctrinas del Evangelio. Es de suma importancia que reconozcamos el gran significado en la manera en que Juan usa las palabras. Si no lo hacemos así estaremos a la merced de los comentarios liberales y neo-evangélicos cuando analicemos 1 Juan 4 y 2 Juan.

Para establecer y probar el punto, leamos cuidadosamente 1Juan 1.2:
La vida fue manifestada, y la hemos visto; y os testificamos y anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y nos fue manifestada.

Algunas versiones modernas traducen estas palabras de manera más clara, aunque es obvio en todas las traducciones que el apóstol se está refiriendo a Cristo.

Sí, la Vida ha sido revelada, y hemos visto y estamos testificando y estamos anunciando a ustedes la Vida Eterna, Quien ha existido con el Padre y nos has sido revelado (MLB).

El apóstol Juan no está comentando a sus lectores que tanto a él como a los otros apóstoles se les han mostrado los hechos acerca de la vida eterna. El está afirmando que a ellos se les ha mostrado Cristo-Quien es la Vida Eterna.

Por lo tanto, el grandioso significado del enfoque del apóstol consiste en que siempre que se refiere a la encarnación de Cristo, se refiere a la venida de la Misma Palabra, infalible, eterna, inalterable. Por lo tanto (de conformidad a la norma de Juan) quienquiera que confiese que Cristo se ha encarnado será alguien que crea cada palabra suya y cada obra suya, ya que El es la Verdad Eterna.

Hoy en día hay muchos que dicen creer en la deidad de Cristo, pero no son Evangélicos. Ellos rechazan la inspiración e infalibilidad de la Palabra de Dios. Ellos rechazan gran parte de las propias enseñanzas del Salvador y aún su muerte como expiación por sustitución. Tal como lo veremos cuando lleguemos a 1Juan 4, tales maestros no confiesan realmente que Cristo se encarnó - al menos no de conformidad a los estándares de Juan.

El apóstol Juan tiene en mente un tipo de fe en Cristo que cree sinceramente que el es el Hijo del Dios infalible, la misma personificación de la verdad. Una persona que se adhiere a esto no puede a la vez negar la enseñanza y los milagros del Salvador. Esa es una contradicción imposible. ¡Rechazar sus enseñanzas y sus milagros equivale simplemente a negarlo a El! Es negar que un Dios infalible y todopoderoso se haya encarnado.

Una consideración más a fondo de este tema se hará posteriormente pero deben de colocarse los cimientos en este primer capítulo. Por ello procederemos a revisar cuidadosamente lo que quiere decir Juan cuando se refiere a Cristo ya sea como la Palabra de Vida o como la Vida Eterna.

LAS CINCO EVIDENCIAS DE VIDA ESPIRITUAL

Después de su grandioso enunciado acerca de Cristo, la primera sección de la epístola proporciona cinco evidencias ciertas de una verdadera vida espiritual (en los individuos):

1) Una conciencia sensible a la santidad.
2) Un absoluto sometimiento a la autoridad de la Palabra inspirada por Dios.
3) Un profundo vínculo de comunión espiritual con sus hermanos en la fe.
4) Separación de las cosas del mundo.
5) Un entendimiento claro e instintivo de las doctrinas evangélicas acerca de la salvación del alma, lo esencial de la fe, aunado a una profunda lealtad a esas doctrinas y voluntad para defenderlas.

Estas cinco evidencias, o marcas de la fe como se les conoce a veces, se encuentran en el capítulo primero (a partir del versículo 5) y hasta el capítulo 2. Se repiten posteriormente en el capítulo 3 aunque en un orden ligeramente diferente:

1) Una conciencia sensible a la santidad, versículos 1-10.
2) El vínculo de comunión espiritual, versículos 10-19.
3) Separación del mundo, versículos 12-13.
4) Sometimiento y obediencia a la Palabra de Dios, versículos 22-24.
5) Conocimiento instintivo y lealtad a la Verdad, versículos 22-24.


Estas evidencias serán descritas nuevamente en los capítulos 4 y 5. (Se describen otras evidencias también, pero estas cinco son las que se repiten). ¿Cuál es el propósito de repetir al menos tres veces estas evidencias básicas de vida espiritual?

TIENEN MUCHA APLICACIÓN PRÁCTICA

La respuesta es que el apóstol tiene mucho que decir acerca de cada una de ellas cada vez. Presenta estas evidencias como privilegios que deben ser valorados. Después muestra que implican una respuesta - implican deberes que hay que cumplir. Pero a su vez, son las normas mediante las cuales la membresía de la iglesia puede limpiarse de madera, heno u hojarasca. Ciertamente son la medida mediante la cual podemos distinguir a los herejes y a los falsos profetas. Finalmente son los sellos de garantía de salvación que proporcionan gran alivio a los verdaderos creyentes.

Debido a que hay tanta aplicación práctica y tanta enseñanza que se puede derivar de estas evidencias, el apóstol adopta un simple procedimiento ( al igual que en Apocalipsis ) de retomarlos varias veces agregando más comentarios cada vez.

Regresando a los capítulos 1 y 2, las evidencias son: 1) una conciencia sensible hacia la santidad, 2) sometimiento y obediencia a la Palabra de Dios, 3) el vínculo de comunión espiritual, 4) separación del mundo, y 5) instintivo conocimiento de la fe y lealtad para defenderla.

El capítulo 1 (a partir del versículo 5) constituye un maravilloso resumen del Evangelio que incorpora a la primera de las cinco evidencias de vida espiritual. Primero consideraremos su característica de ser un resumen del Evangelio, que comienza con un enunciado acerca de la infinita santidad de Dios:

Y éste es el mensaje ... Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas.

TRANSFORMACIÓN ESENCIAL

Este era el punto de partida de los buenos predicadores de aquellos días; ponían gran énfasis en la majestad y pureza de Dios, y en la terrible condición de hombres y mujeres en medio de su pecado y su separación de Dios. La mención de la santidad y sublime luz de Dios naturalmente apuntan a la condición del hombre perdida y en tinieblas - y estas doctrinas constituyen el inicio del resumen del Evangelio del apóstol.

Inmediatamente después hace una aplicación práctica (versículo 6), ya que muchos grupos religiosos aducían tener la aceptación de Dios, incluyendo a los judíos y a los herejes "gnósticos" de su época. Sin embargo ninguno de éstos experimentaba cambio alguno en sus vidas y no demostraban ninguna hambre de santidad ni sensibilidad de conciencia. Sin importar cuán grande era su fanatismo religioso sus vidas no eran cambiadas y aún eran enseñoreados por el orgullo, la ambición, la deshonestidad, etc. Caminaban con gozo en caminos mundanos.

No se le puede dar crédito a ninguno que afirme ser religioso mientras su carácter permanezca siendo el mismo o sus gustos sigan siendo mundanos. La comunión con Dios se basa primeramente en haber renunciado y haberse arrepentido del pecado y del mundo (y esto es válido no solamente para los judíos del primer siglo, sino también para los "cristianos" estilo pop del siglo veinte).

Inmediatamente el apóstol procede a mostrar ( versículo 7 ) que es posible que todos aquellos que se arrepienten con sinceridad entren en comunión con Dios por medio de la sangre de Cristo que limpia. Por lo tanto recibimos aquí un verdadero resumen del Evangelio.

¿POR QUÉ TAN BÁSICO?

La importancia clave de la convicción de pecado aunada al arrepentimiento verdadero es enfatizada en los versículos 8-10. Sin arrepentimiento no puede haber salvación ni conversión. El cristianismo verdadero consiste en ser reconciliados con un Dios santo por medio de la muerte redentora de Cristo, encontrando dicha reconciliación a través de un arrepentimiento sincero y profundo.

Antes de que alguien empiece a sentir que el tema de la epístola de Juan es muy básico y elemental (más parecido a un Evangelio que a una epístola ), debe de recordarse que este resumen de creencias básicas del Evangelio forma parte de una epístola que va a definir al verdadero cristianismo. Pronto el apóstol trazará una división entre la sana doctrina y la doctrina falsa, por lo tanto se esfuerza para definir el único y verdadero Evangelio desde el principio.

¡Muchos cristianos evangélicos hoy en día ( tal como lo veremos ) aceptan a los liberales y a los católicos como cristianos verdaderos sobre la base equivocada que esta epístola los estimula a hacerlo! Nosotros por lo tanto prestamos particular atención al cuidado con que el apóstol define al cristianismo verdadero desde los versículos iniciales.

Al lado de este resumen inicial de los hechos del Evangelio hay una preocupación pastoral, debido a que muchas personas se habían infiltrado en la membresía de la iglesia habiendo aceptado la fe en sus mentes pero sin experimentar realmente una conversión personal. Por tanto hay repetidos ruegos pastorales, previniendo a tales personas acerca del peligro, y haciendo un llamado a las iglesias a aplicar las evidencias de una vida espiritual, o las marcas de la gracia más eficazmente. La primera de estas evidencias (que un verdadero creyente puede ser reconocido por su conciencia sensible hacia sus deberes espirituales y la santidad) es claramente establecida en el primer capítulo.

No es necesario considerar todos estos versículos como golpes lanzados en contra de los herejes "gnósticos", como si el apóstol hubiese escrito toda la epístola en contra de ellos. Estos herejes indudablemente son objeto de sus advertencias. Sin embargo, la primera parte de la epístola es primordialmente un llamado positivo y sincero al pueblo de Dios para que valoren sus bendiciones, conozcan claramente el fundamento de su salvación, y que tengan mucha seguridad acerca de su situación personal.

DEBER DE SANTIDAD

El capítulo 2 se concentra principalmente en los deberes y privilegios de los creyentes. La primera evidencia de vida espiritual es retomada y aplicada como una invitación a los creyentes a combatir contra el pecado personal. Se nos hace recordar el terrible precio pagado por el santo Salvador para nuestra salvación.

Por ello el apóstol nos dice que ha escrito este recordatorio porque es a través de la reflexión acerca de este tema que podemos avergonzarnos de nuestra informal actitud hacia la santidad. Pero aunque debe de haber gran preocupación para evitar el pecado, el apóstol teme que algún joven creyente sea aplastado por el peso de la falla y del remordimiento e inmediatamente pronuncia las grandiosas palabras de consuelo en la segunda parte del versículo 1.

El Salvador (versículo 2) es presentado como el sacrificio de expiación por nuestro pecado, y no solamente por nuestros pecados sino por los pecados del mundo entero - lo cual no significa por cada persona literalmente, sino por pecadores redimidos de cada tierra y de cada nación. (Ver nota)

Nota: La escritura no se contradice a sí misma, y aquellos textos que muestran que Cristo murió especialmente para llevar el castigo merecido por aquellos que son redimidos, no están en contradicción con aquellos versículos que implican que El murió por todo el mundo. Las iglesias en el tiempo del Nuevo Testamento estaban llenas de convertidos del judaísmo, fuertemente influenciados por su tradicional manera de pensar. Por años ellos creyeron erróneamente que Dios solo bendecía a los judíos. Por lo tanto los apóstoles, al referirse a la expiación, constantemente abren la puerta de la salvación de par en par a los gentiles, afirmando que Cristo murió por todo el mundo. Ellos hablan en un sentido geográfico y multirracial y no en un sentido matemático. Leer el concepto de "todo" de la Escritura en un sentido matemático en vez de un sentido geográfico genera una contradicción innecesaria entre múltiples enunciados de la Escritura.

Una persona religiosa que aún no ha experimentado una verdadera conversión ( y tristemente hay miles de ellos hoy en día aún en iglesias evangélicas ) no piensa o siente de esta manera. Puede creer mentalmente ciertas cosas pero posee un espíritu que no puede recibir enseñanza ni tiene el deseo de someterse a la Escritura. Si vemos a tal persona obrando inconsistentemente en relación a la vida y al caminar cristianos, y si señalamos tales deficiencias, reaccionará defensiva u ofendidamente. Habrá una dureza, - una imposibilidad de ser conmovido, afectado, o quebrantado por la Palabra.

Podemos ver esto aún en el ministerio cristiano (en muchas personas que se dedican de tiempo completo a predicar) en donde las personas utilizan medios mundanos para presentar su así llamado evangelismo. Pero es inútil discutir el punto, porque pronto uno descubre que la Palabra de Dios no tiene un lugar de autoridad en los corazones de tales personas. A pesar de la claridad con la que hablan las Escrituras en contra de sus ideas y de sus métodos, ellos no tienen la menor intención de preocuparse o de escuchar.

MUCHOS SON ENGAÑADOS

¿Acaso se han convertido tales trabajadores? De conformidad a la medida proporcionada por esta epístola, la posibilidad es que no se han convertido, independientemente de lo que digan.

Hoy en día somos reacios a dudar de la posición de cualquiera que ha hecho una profesión de fe y es miembro de alguna iglesia evangélica. No nos importa pensar que algunos individuos han vuelto a caer o han desobedecido pero no queremos ver que pueden estar totalmente engañados. Sin embargo los apóstoles de las iglesias del Nuevo Testamento no tenían miedo de sugerir que algunas personas no se habían convertido, ya que insistían en una disposición continua a obedecer los claros mandamientos de Dios. Este punto se repite y es subrayado tres veces como para enfatizar su importancia.

El capítulo 2, versículos 7-8 contienen el tercer signo vital (o marca de gracia), y nuevamente es combinado con una exhortación. El apóstol dice, (haciendo una paráfrasis) "Lo que estoy a punto de decirles es un mandamiento tan viejo como la verdad misma, y sin embargo es a la vez un mandamiento nuevo." El principio que establece es que alguien que ha nacido de nuevo verdaderamente entra a una nueva experiencia que no tiene contraparte en ninguna sociedad en el mundo, ni en ningún otro orden religioso. Un verdadero creyente recibe una notable identidad (unicidad) con otros cristianos.

Este ha sido siempre el caso, y por eso en un sentido Juan no está diciendo nada nuevo. En los tiempos del Antiguo Testamento, la minoría o el remanente de verdaderos creyentes convertidos poseían ese mismo entendimiento especial y vínculo espiritual.

EL VÍNCULO PROFUNDO

Pero en otro sentido este principio es también un nuevo mandamiento. Claramente en los tiempos antiguos, cuando santos y pecadores estaban mezclados conjuntamente en el mismo sistema judío, era muy difícil expresar estos lazos. Algunos individuos verdaderamente espirituales se podían relacionar entre sí, pero debido a que el "sistema" estaba básicamente muerto, su compañerismo se desarrollaba en un nivel personal. Pero ahora que Dios ha hecho un llamado a su pueblo para integrarse en las iglesias del Nuevo Testamento, estos vínculos pueden verse y expresarse de una manera nueva. Un amor profundo y cooperación en el servicio del Señor son ahora el sello de la congregación del pueblo nacido de nuevo.

Y más aún, esta es una de las más claras evidencias de que nos hemos convertido realmente - ¿nos regocijamos y podemos experimentar este vínculo profundo con otros cristianos?

Los versículos 9-11 tratan con el lado negativo del asunto. Una vez más el apóstol tiene en mente a miembros establecidos de congregaciones evangélicas que son unos inadaptados en lo que concierne a estos lazos de afecto. Son pendencieros, fríos, y algunas veces personas hostiles. Parecen gozarse en la contienda, la crítica y el chisme. Están llenos de quejas y aunque afirman ser creyentes, parecen no tener nada en común con las personas llenas de entusiasmo espiritual de la congregación.

LA HOSTILIDAD INDICA MUERTE

Viven inmersos en sus pequeñas vidas y no cuentan con amistades espirituales, - ciertamente no se involucran en ningún trabajo verdadero relacionado con el Evangelio. Desdeñan particularmente a aquellos que revelan entusiasmo por las cosas espirituales. Una vez más, el apóstol Juan dice con firmeza que no hay ninguna luz espiritual en tales personas.

Tenemos que reconocer que a causa de la debilidad de la carne aún los cristianos que han experimentado una verdadera conversión, albergan sentimientos de hostilidad entre ellos mismos. El hecho de que los cristianos puedan experimentar temporalmente un estado de indigna hostilidad, no significa necesariamente que no se hayan convertido. Pero cristianos que profesan su fe por un lado pero que por otro lado muestran una frialdad persistente; cristianos que no muestran ninguna necesidad de comunión con otros cristianos, demuestran claramente una ausencia de verdadera fe, según la enseñanza de estos versículos.

A partir del versículo 12, el apóstol analiza otra característica de la experiencia cristiana - que puede considerarse como una evidencia de vida espiritual. Es la presencia de un "crecimiento y progreso espirituales". Cuando dice "les escribo a ustedes, niñitos", no se está dirigiendo en realidad a pequeños, sino que está usando este lenguaje como descripción de las diferentes etapas de la experiencia cristiana.

El apóstol ya había llamado a sus lectores "niñitos" al principio del capítulo 2, por lo que sabemos que tiende a usar esta expresión en relación a cristianos adultos. También habla de padres y de jóvenes, confirmando que se está refiriendo a diferentes etapas de la experiencia cristiana.

La niñez, como es bien sabido, se caracteriza por la presencia de sentimientos muy fuertes, incluyendo mucho afecto. Así también es la niñez espiritual. Trágicamente, los sentimientos fuertes se esfuman con frecuencia. También están aquellos que son mayores en la fe, que son descritos como "padres". Obviamente los padres, que se benefician por su experiencia, tienen gran responsabilidad. Se supone que los veteranos creyentes deben de asumir el papel de padres de los jóvenes en la fe, intensamente interesados en ellos y sintiendo plena responsabilidad.

Cuando existen brechas generacionales en las iglesias, a menudo se debe a que los creyentes más experimentados no están preparados para su papel de "padres". Algunos de ellos, además de ser egoístas experimentan antagonismo hacia los jóvenes en la fe, aunque esto no ocurre tan frecuentemente.

TENTACIONES ESPECIALES

Luego hay una palabra dirigida especialmente a los jóvenes y a las jóvenes, probablemente jóvenes según la carne, pero particularmente en la fe. Debido a que ya han vivido las primerísimas etapas de la experiencia cristiana, son descritos como "fuertes" en las cosas de Dios, sin llegar aún a la madurez de padres, pero "fuertes". No obstante, los que se encuentran en esta categoría central parecen estar expuestos a tentaciones especiales y por ello se les da una exhortación de "no amar al mundo, ni a las cosas del mundo."

Es digno de observarse que este consejo no fue dado específicamente a los creyentes más jóvenes - aunque lo necesitan de la misma forma como los demás. En las primeras etapas de la experiencia cristiana, las bendiciones espirituales son demasiado preciosas y la atracción del mundo no es tan fuerte como llegará a ser posteriormente. Las tentaciones del nuevo creyente se manifiestan en el área de dudas. Pero pronto surgirá la siguiente etapa, cuando la estrategia del diablo consistirá en tratar de incitar al cristiano en crecimiento hacia la atracción ejercida por las posesiones materiales, la adulación de los hombres, el poder y la posición social. Extrañamente son los creyentes más fuertes los que son más vulnerables a esta atracción y por ello reciben esta especial exhortación de cuidarse del poder y del atractivo del mundo.

A la par de esta exhortación se encuentra la advertencia de que quienes no pueden resistir las tentaciones del mundo, simplemente no han nacido de nuevo. (¡Cuántos ministros de iglesias evangélicas serían vistos como "inconversos" por el apóstol Juan, a causa de su vida opulenta y sus caminos mundanos!).

Después de esta advertencia, el apóstol proporciona el más importante remedio para neutralizar el llamado del mundo. Consiste en mantener a la vista la verdad de que el mundo está pasando, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. El creyente que está firmemente convencido de la naturaleza pasajera de este mundo y que realmente valora las cosas celestiales venideras, resistirá las tentaciones del mundo.

LOS ULTIMOS TIEMPOS

A continuación el apóstol describe el problema de los apóstatas. ¿Cómo explicar el hecho de que algunos cristianos abandonen la fe? Muchas personas, habiendo hecho previamente una profesión de fe, continuaron por algún tiempo y luego se alejaron. Otros fueron arrastrados por la herejía prevaleciente.

La explicación del apóstol es que en los "últimos tiempos" el anticristo estará trabajando, intentando engañar a muchos y tratando de introducir en las iglesias tanto maestros falsos como gente engañada. En 1 Juan 2.18, el apóstol previene sobre el anticristo con estas palabras: "hijitos, ya es la última hora; y como oísteis que el anticristo había de venir, así también ahora han surgido muchos anticristos. Por esto sabemos que es la última hora." Muchos tendrán la impresión que el apóstol Juan estaba ciertamente convencido de que vivía en la última década o el último siglo. Esta idea es expresada con desprecio por los liberales, pues para ellos este texto sugiere que los escritores de la Biblia tenían un conocimiento muy limitado y por lo tanto, eran falibles.

Definitivamente el apóstol no creía que el mundo iba a llegar a su fin de inmediato. Si hubiera creído esto, entonces hubiera sido claramente culpable de no creer las palabras inconfundibles del Salvador, y eso no es posible. El apóstol, hablando bajo inspiración, nunca habría expresado nada que contradijera las palabras del Señor Jesucristo. El problema es que la gente que critica a la Biblia no conoce la Biblia. El apóstol Juan había escuchado personalmente las parábolas salidas de la boca del Salvador acerca de su regreso, y en ellas El enfatizaba repetidamente que El regresaría "después de un largo tiempo." El Señor Jesucristo previno a sus discípulos que aunque estamos en los últimos tiempos, esto no significa que El vendría en corto tiempo. Lejos de ello, sería necesaria una larga espera.

Entonces la pregunta es: ¿qué querría decir Juan al hacer mención al "tiempo postrero?". El nos enseña que debido a que el Mesías ha venido, estamos ahora en la última edad del tiempo. Dios ha acercado el momento durante el cual la predicación del Evangelio se extenderá a todas las naciones y El tendrá un trato con sus iglesias neotestamentarias de una manera bastante diferente al pacto que tenía con los judíos en tiempos del Antiguo Testamento. Esta dispensación del Evangelio será el último pacto o acuerdo final o "dispensación". Ya no habrá ninguna nueva variación.

A través de toda la historia del Antiguo Testamento, la gran debilidad de los judíos fue su disposición a adoptar las religiones de sus países vecinos. Los judíos se adaptaban, tomaban prestado y se comprometían constantemente. En pocas ocasiones mostraron algún signo de hostilidad hacia las religiones paganas. Pero cuando dio inicio el período cristiano hubo intensa oposición y continua hostilidad. La nación de los que siempre cedieron a todo se convirtió en una nación de perseguidores y es por ello que Juan dice - Sabemos que este es el espíritu del anticristo. En la historia subsiguiente esa oposición se iba a manifestar en todas las tierras, tanto por medio de la violencia como también por métodos sutiles. El demonio ha introducido todo tipo de doctrinas y sistemas falsos, todos los cuales son en realidad enemigos de Cristo. Visiblemente, el ejemplo evidente es el de las sectas. ¿Cuál es la característica común de todas las sectas? Todas ellas niegan al Señor Jesucristo - esa es su característica común. Naturalmente toda religión falsa posee este espíritu anticristiano.

Se ofrece a los hombres una religión que no requiere del sometimiento a Cristo. Algunas religiones falsas se esconden tras una máscara de colores cristianos, como es el caso del catolicismo o del protestantismo liberal. Estos sistemas afirman creer en el Señor Jesucristo, pero a su vez rechazan la justificación que se recibe únicamente por la fe y la verdadera conversión que proviene del poder de Dios. Algunos no creen en el nacimiento de Cristo de una virgen ni aún en su muerte para expiar los pecados.

ABIERTAMENTE EN CONTRA DE CRISTO

Están por lo tanto específicamente en contra de El. Las religiones paganas de antaño pueden haber estado en contra de Dios, pero no estaban en contra de Cristo - simplemente no conocían a Cristo. Pero en el tiempo postrero, han surgido sistemas de religiones y un pensamiento secular que están deliberada e inteligentemente en contra de Cristo, - de aquí "el espíritu del anticristo."

El así llamado cristiano que rechaza al Cristo verdadero de la Biblia y fabrica su propio "Cristo" (tal como lo hacen los liberales) están voluntariamente en contra del verdadero Cristo. Este es el espíritu del anticristo y (según Juan) tendrá mucha difusión en el tiempo postrero.

1 Juan 2.20 nos lleva a la cuarta evidencia maravillosa de vida espiritual. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

El verdadero creyente recibe la maravillosa capacidad de entender la verdad espiritual. Un cristiano que ha nacido de nuevo entiende el Evangelio y las doctrinas básicas de Dios automáticamente, no debido a que alguien le explica todo (aunque así debería ser) sino debido a que la unción divina le proporciona la capacidad de comprender.

El apóstol reitera este punto más tarde cuando afirma que no necesita instruirlos en la verdad puesto que ellos ya conocen mucho de la verdad de manera instintiva, por el poder de Dios, (versículo 27). Esta evidencia de una verdadera conversión es también mencionada en las señales de gracia registradas en el libro de Hechos 2:42.

SEGUNDA CONSIDERACIÓN DE LAS CINCO EVIDENCIAS

El capítulo 3 da inicio a una nueva sección de la epístola. Se efectúa una nueva revisión de las cinco evidencias de vida espiritual y se consideran las aplicaciones prácticas que muestran los deberes de los convertidos.

El apóstol comienza por indicar tres respuestas vitales al trato lleno de gracia de Dios hacia nosotros.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Allí se encuentra en primer lugar el deber de pensar y reflexionar acerca de las poderosas bendiciones recibidas. En segundo lugar, y como consecuencia de lo primero, está el deber de valorar la bondad de Dios hacia nosotros. Debemos de ser profundamente conmovidos al pensar en aquello de lo que hemos sido librados, y al considerar las bendiciones de la vida espiritual. En tercer lugar está el deber de entender las pruebas que sufrimos provenientes del mundo comprendiendo que en vez de resentirlas debemos esperarlas. En el versículo 2 del capítulo 2 el apóstol agrega un cuarto deber - el de reflexionar en lo seremos.
Ahora somos hijos de Dios, pero nos esperan cosas mayores. El razonamiento fundamental aquí es, - si reflexionamos en lo que ya nos ha sucedido, y si llenamos nuestras mentes con un repaso de la grandiosa transformación experimentada en nuestras vidas, algo sobrecogedor vendrá a nosotros. Pero si además, procedemos a considerar que un cambio aún más maravilloso nos espera , entonces la sorpresa y el asombro se renovarán en nosotros. ¡Aún hay mucho por experimentar, gustar, sentir y conocer! Aprendemos que es deber de todo cristiano reflexionar acerca de todas las bendiciones, pasadas, presentes y futuras.

A continuación el versículo 3 nos presenta una gran aplicación práctica. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. Reconocemos el tema de una conciencia sensible en esta palabra de exhortación, para esforzarnos aún más en la santidad. Al reflexionar acerca de las bendiciones recibidas y considerar la pureza del Salvador, nuestra alma será tratada y movida de tal manera que nos avergonzaremos de nuestros caminos descuidados y de no poder agradarlo en el área del progreso espiritual en la santidad.

El versículo 4 de este capítulo introduce un pasaje de difícil entendimiento aunque el problema se diluye cuando leemos el versículo en su contexto. Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Por ser tan obvio, este versículo confunde a muchos. Por tanto, buscan algún significado más profundo. Sin embargo, la realidad es que tiene toda la intención de ser obvio.

Recuerdo haber visto en un supermercado un anuncio que decía, "¡Llevarse artículos sin pagar es un robo!" Por supuesto que todo el mundo sabe que llevarse artículos sin pagar es un robo, pero ver esa frase tan absurdamente obvia en grandes letras claras tuvo un efecto extrañamente sorprendente.

Esto es lo que hace exactamente el apóstol Juan. Nos está diciendo lo obvio pero de una manera tal que nos sacude a la vez que nos recuerda el alcance de la necedad y de la sucia iniquidad de algunas personas.

UN PASAJE DIFÍCIL

Llegamos al punto de una clara denuncia de la herejía del día, cuyos seguidores eran completamente indiferentes al tema del pecado. Ellos enseñaban que el alma y el cuerpo eran componentes separados de tal manera, que el alma podía ser santa y destinada al cielo, mientras que el cuerpo podía vivir en pecado descaradamente. Debido a esto el apóstol Juan usa una frase decididamente simple y obvia, para exponer la crasa ignorancia de esta herejía, así como su contenido pecaminoso.

Naturalmente, el versículo encuentra aplicación práctica el día de hoy, aún cuando la herejía puede haber cambiado. Juan está repitiendo su enseñanza que cualquier movimiento llamado cristiano que no se caracterice por una conciencia sensible a Dios es una farsa engañosa e ignorante.

El versículo 5 del capítulo 3 continúa con el tema, y nos encamina hacia otro pasaje difícil - Todo aquel que permanece en él (Cristo) no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. El problema se intensifica en el versículo 9).

El problema es que estos versículos sugieren que los cristianos deben alcanzar una perfección libre de pecado. Pero tan pronto recordamos el contexto de estos versículos el problema se resuelve, puesto que sabemos que el apóstol se dirigía a aquellos herejes que eran totalmente indiferentes a la santidad de vida.

Por tanto él no afirma que un creyente puede evitar todo pecado. El muestra cuán imposible e inconsistente es que un verdadero cristiano sea indiferente al pecado, tal como eran esos herejes. Cuando Juan afirma que un verdadero cristiano no peca, quiere decir que el cristiano no puede vivir una vida de pecado intencional y deliberado. Pecar no está dentro de sus planes.

LA CONCIENCIA REDIMIDA

El cristiano puede (y lo hará) caer en pecado, sufriendo como consecuencia vergüenza y remordimiento. Debido a su debilidad y falta de atención, puede ser arrastrado a un orgullo insensato, a la ambición y a muchos otros pecados. Pero no puede de manera voluntaria y alegre planear estas cosas. Su conciencia redimida simplemente no se lo permitirá - eso es imposible. Todo aquel que permanece en él puede sucumbir ante la tentación, pero pagará por ello con remordimientos de conciencia y la pérdida de paz espiritual, por lo que querrá arrepentirse y ser levantado de nuevo.

Cuando leemos estas palabras en su contexto podemos ver cuán equivocados estaban los maestros de la "vida cristiana superior" (del siglo antepasado) al usar este versículo como apoyo de su extraña fórmula de santificación. Ellos afirmaban que si tan solo conociéramos la manera correcta de "permanecer en Cristo", entonces sería imposible que nosotros pecáramos. Seremos santificados mediante el poder directo de Cristo, sin que se requiera ningún esfuerzo de nuestra parte.

Para tales maestros este versículo elimina la responsabilidad que tienen los creyentes de combatir al pecado. El creyente simplemente tenía que "permanecer" y sería Dios quien resistiría al pecado. El lema era, "¡Despreocúpate, deja que obre Dios!".

Por supuesto, este método de santificación (que sobrevive en muchos círculos) contradice las numerosas advertencias que resuenan en todas las Escrituras. Con frecuencia se nos manda luchar contra el pecado; combatir; mortificar o suprimir las obras de pecado; suprimir y resistir el pecado, etcétera. Si bien es cierto que todo esto debe de hacerse en medio de oración sincera pidiendo el poder del Espíritu, también es cierto que estamos definitivamente involucrados en la gran batalla contra nuestro pecado.

1 Juan 3.6 no debe de usarse erróneamente como una prueba a favor de la teoría de santificación llamada "vida cristiana superior". Es un enunciado muy claro en el que el apóstol afirma que es posible reconocer a un cristiano en que no puede pecar fácilmente o con ligereza. Ciertamente no puede tener el propósito de una vida de pecado y estar contento con ello. Este versículo es, pues, en un sentido, una revisión fortalecida de los versículos 3-6 del capítulo 2.

Juan prosigue entonces a confirmar que la conciencia sensible del verdadero creyente es la manera principal de distinguir entre los cristianos verdaderos y falsos. Cualquier persona que no tenga una conciencia sensible y una preocupación real por su crecimiento en la santidad, no tiene vida espiritual.

Posteriormente, en el versículo 10 del capítulo 3, el apóstol repite otra de las evidencias de vida espiritual, la de tener un vínculo de unión y hermandad con sus hermanos en la fe. Si un cristiano que profesa fe falla en ambas "pruebas", entonces se confirma doblemente que está trágicamente engañado en lo que respecta a su alma.

CUANDO EL DISCERNIMIENTO ES DESCUIDADO

En el versículo 14 se nos da la mejor explicación acerca del vínculo de amor fraternal como una de las evidencias de la verdadera conversión y aún más, el apóstol afirma (versículos 16-19) que este vínculo es genuino cuando se torna en una amistad activa y práctica entre el pueblo del Señor.

Hasta este momento el apóstol ha intercalado estas importantes evidencias de vida espiritual con los deberes y privilegios de los creyentes, a la vez que utiliza cada una de las evidencias como medio para detectar a los falsos maestros que se han infiltrado en las iglesias. Ha puesto mucho énfasis en el deber de detectar a los falsos cristianos, y a los maestros y movimientos falsos ya que han traído muchos problemas. Fue necesario que Juan comentara a las iglesias que buena parte del problema se había generado porque las iglesias no habían ejercitado el discernimiento que se requería.

El apóstol dice en otras palabras, "los hechos eran muy claros. Han tenido en medio de ustedes durante años, miembros de la iglesia que no tenían un vínculo de unión con ustedes ni una conciencia sensible. Eran mundanos, ambiciosos, chismosos y se quejaban de todo pero nadie se atrevió a sospechar que no eran verdaderos cristianos."

Indudablemente nos encontramos en una situación similar en nuestros días. Conozco a muchos pastores que llevan una carga muy pesada debido a que hay mucha "madera, heno y hojarasca" en la membresía de sus iglesias. Sin importar su esfuerzo, estos pastores no pueden calentar ni sacudir el corazón de muchos de sus miembros, ni motivarlos a abandonar sus ídolos mundanos.

En las últimas dos o tres décadas muchas personas se han incorporado a iglesias evangélicas basándose en profesiones de fe muy débiles y en años recientes esta situación ha empeorado por lo que se ha llamado la cultura "pop-cristiana". Hay numerosas congregaciones hoy en día que en principio sostienen que la membresía debe de contar con personas regeneradas solamente, pero lastimosamente ese principio no se lleva efectivamente a la práctica.

QUITANDO LA MADERA, HENO Y HOJARASCA

¿Cuál es el remedio para la madera, el heno y la hojarasca? El primer remedio consiste en que los pastores prediquen el Evangelio; esto es, que prediquen específicamente mensajes evangelísticos en el servicio dominical cada semana. Puede ocurrir que el Señor traiga convicción de pecado y verdadero arrepentimiento a aquellos miembros muertos y engañados de la iglesia. Puede ocurrir que otros, demasiado endurecidos para humillarse, reaccionarán a la manera de los judíos de antaño para quienes era imposible soportar el sonido del Evangelio. Rehusarán escuchar y se irán.

Como resultado de una penetrante predicación evangelística, los verdaderos creyentes se llenarán de gozo y serán movidos a la acción. Una nueva oleada de entusiasmo espiritual cubrirá la iglesia y la ausencia total de simpatía que muestran los engañados será más evidente que nunca. A la larga, los engañados que son incapaces de ofenderse o conmoverse por el mensaje de gracia, no podrán soportar la nueva atmósfera que prevalece en la congregación y la abandonarán o causarán algún problema. Mas al mostrarse verdaderamente como indisciplinados y problemáticos, manifestarán su verdadera hostilidad hacia Dios y quedarán sujetos a la censura y disciplina.

EL EVANGELIO DIVIDE

El Evangelio es poder de Dios para salvación y es también espada que penetra y parte para purificar a la congregación. Será a menudo algo que se logra después de varios años de predicar el Evangelio, pero tal predicación debe eventualmente eliminar la escoria.

Estas cosas no se podrán lograr si el predicador hace solamente observaciones evangelísticas ocasionalmente.Se podrán obtener beneficios únicamente a través de una predicación evangelística sostenida, sincera, específica y que plantea retos.

Los capítulos 4 y 5 nos llevan a la revisión final de las evidencias de vida espiritual, ahora aplicadas con mayor vigor aún al deber cristiano de discernir y de evitar compromisos con el error.

PRINCIPALES PRUEBAS DE DISCERNIMIENTO

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus, si son de Dios. Porque muchos falsos profetas han salido al mundo.

El vital deber de defender la fe comienza con el conocimiento de la regla básica de discernimiento que proporciona el apóstol en 1 Juan 4.1-3. El no nos dice simplemente que hay falsos profetas; va mucho más allá y nos advierte que hay muchos. En aquella época se contaban los "hermanos judaizantes" y los gnósticos.

En nuestra época los comentaristas neo-evangélicos limitan sus comentarios a lo que ocurría en la época de Juan y esto les permite abstenerse de juicios acerca de si hay muchos falsos profetas en nuestro tiempo. Dejan al lector con la creencia que este problema pertenece totalmente al pasado.

La verdad es, naturalmente, que la mención de Juan de un vasto número de falsos profetas es válida para la totalidad de la era del Evangelio y hay muchos falsos profetas hoy día. Surge la pregunta: ¿quiénes son?

¿Se trata de los Testigos de Jehová? ¿De los Mormones? Ciertamente ellos lo son, pero Juan no está pensando realmente en ellos, ya que él advierte a los cristianos acerca de los falsos profetas que logran infiltrarse en las filas de los grupos evangélicos y causarles serios problemas. Naturalmente, la Palabra de Dios se opone a las sectas antes mencionadas, pero Juan se ocupa de herejías muy cercanas a los grupos evangélicos que amenazan con destruirlos.

El habla como si esos peligros estuviesen siempre presentes, y así es. Debe ponerse a prueba a todo maestro y movimiento que surja, ya que es muy difícil saber cuál es el instrumento elegido por el diablo para herir y mutilar a las iglesias de Dios. Desafortunadamente, muchos grupos evangélicos de hoy no se preocupan de estos peligros. Decimos que amamos al Salvador, pero todo parece indicar que no amamos su Verdad lo suficiente para defenderla.

Ciertamente, el deber cristiano de amar es mal entendido en esta área. La gente dice, "¡No debes juzgar las enseñanzas de otros ya que eso no corresponde al amor!" Algunos ministros evangélicos participan en denominaciones tradicionales en que la mayoría de sus colegas ministros son abiertamente liberales. Estos "colegas" rechazan la infalibilidad de las Escrituras y muchas otras preciosas doctrinas cardinales. Sin embargo, los ministros evangélicos no quieren saber nada de críticas en contra de esos liberales. ¿Por qué no? - porque sienten que deben amar a sus colegas liberales de tal manera que prefieren no ver su oposición al Salvador.

AMAR A CRISTO O A SUS ENEMIGOS

Realmente hay muchos predicadores evangélicos que piensan que es más importante estar en paz con los que propagan el error que defender la joya más preciosa del mundo - el Evangelio de Dios. Podemos entender el deseo de amar a las personas que se oponen a Dios si se trata de tener compasión y piedad por ellos en medio de sus tinieblas espirituales. Pero la verdadera forma de amor nos llevará a confrontarlos, a suplicarles, llamarles la atención y advertirles. Un amor que condona su error y cubre su rebelión contra la Palabra de Dios es falso. Un amor que les da reconocimiento y respeto como ministros de Cristo dignos de credibilidad es falso.

Nos viene entonces la pregunta - ¿a quién amo más? ¿ A estos colegas en el pastorado que son enemigos de Cristo - o a Cristo mi Señor?

El problema con los grupos evangélicos que hacen concesiones es que al amar a los que se oponen a Cristo no pueden simultáneamente amar y someterse a Cristo y su causa. Una persona muestra su amor por el Señor por la manera en que lo defiende. Si utilizamos esta medida podemos concluir que algunos de los maestros evangélicos más admirados en nuestro tiempo revelan muy poco amor al Salvador.

¿ESTAMOS PONIENDO LÍMITES A LA PRUEBA?

La seria obligación de discernir se aplica también a los que no participamos en denominaciones que cuentan con miembros liberales. ¿Qué libros leemos y recomendamos? ¿En qué movimientos interdenominacionales participamos? ¿A cuáles predicadores invitamos? ¿Están en contra de nuestro Salvador? La primera regla de discernimiento es: En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne procede de Dios, y todo espíritu que no confiesa a Jesús no procede de Dios. Este es el espíritu del anticristo.

Inmediatamente debemos enfatizar que estas palabras no se refieren únicamente al aspecto mecánico de la encarnación de Cristo. Muchas personas han degradado el significado de esta prueba a un nivel mecánico e insensato. La interpretan de una manera crudamente literal, y limitan su significado a una simple fracción de su verdadero contenido.

Afirman, "este versículo quiere decir que en tanto una persona diga que cree que Jesús es el Hijo de Dios, debemos aceptar que esa persona es verdaderamente cristiana y debemos aprobarla, teniendo comunión con ella y permitiéndole enseñar en nuestras iglesias. Esta es la única prueba para aceptar o rechazar a la gente."

Este punto de vista está ampliamente difundido. Hay muchas personas evangélicas que dicen, "sí, yo puedo permanecer en una denominación que no posea doctrina pura; estaría dispuesto a unirme a Roma, ya que la Biblia me previene de causar divisiones u oposiciones en tanto que la gente crea que Jesús fue el Hijo de Dios. Mientras crean eso, yo no tengo ningún problema con ellos."

UNA INTERPRETACIÓN FATAL

Hace unos treinta años se le preguntó a un famoso evangelista internacional cómo podía saber quién era verdadero creyente y quién no. Parte de la pregunta era también cómo decidía este predicador a quién invitaba a predicar juntamente con él. Su respuesta fue con una cita de 1 Juan 4.1 y después añadió "cualquiera que crea en la Divinidad de Cristo es mi hermano. No puedo pedir nada más."

Los evangélicos de mentalidad ecuménica tienen la misma opinión acerca de 1 Juan 4.1 diciendo que según la autoridad de las Escrituras, los católicos y los liberales deben ser considerados como verdaderos cristianos. El pronunciamiento hecho por evangélicos anglicanos en Nottingham, G.B. en 1977 (El Pronunciamiento de Nottingham) tiene precisamente esta perspectiva al declarar que todos los miembros de las denominaciones cristianas (que estén bien con sus iglesias) deben de considerarse verdaderos cristianos si aceptan la divinidad de Cristo, independientemente de cuál sea su idea acerca de la conversión. (Esto incluye a liberales y católicos).

¿En realidad 1 Juan 4.1 enseña que la divinidad de Cristo es la única doctrina que debe tener una persona para que sea un verdadero cristiano? Por supuesto que no - esto debe calificarse como uno de los errores de interpretación de las Escrituras más trágicos y ridículos que hayan existido jamás.

La pregunta que debe hacerse es - ¿qué quiere decir alguien cuando afirma que cree que Jesucristo vino en un cuerpo? Supongamos que quiere decir esto:

-Creo que Dios vino a la tierra en la persona de Cristo. Creo que Cristo poseía un cuerpo real. Pero creo que esto ocurrió de tal manera que Cristo tenía las mismas limitaciones que nosotros tenemos. Tenía limitaciones tanto físicas como mentales.
-Por tanto creo que no lo sabía todo, y que no entendía bien muchas cosas. No podía hacer milagros.
-Pienso además que no conocemos sus verdaderos sermones y pláticas ya que sus discípulos tenían memorias falibles. Además, los Evangelios fueron escritos muchos años después.
-Personalmente no creo que la muerte de Cristo haya servido de expiación; creo que vino para darnos ejemplo del bien. Rechazo el concepto de conversión. Pienso que todos los hombres irán al cielo y que no hay infierno.


Si evaluamos esta afirmación de fe según la regla del evangelista internacional antes mencionado, cualquier persona que afirme esto debe de ser considerada un verdadero cristiano ya que técnicamente ha dicho lo correcto acerca de que Cristo vino en la carne. El resto es inconsistente y falso - pero el evangelista no estaría dispuesto a evaluar nada más.

La misma regla es utilizada por los líderes de los evangélicos anglicanos de hoy, y por muchas otras personas. Debemos darnos cuenta que existen muchos ministros y clérigos que afirman su creencia de que Jesucristo era Dios que vino en un cuerpo real, pero proceden a negar cualquier otra doctrina esencial de la fe.

¿ES VÁLIDA LA PRUEBA DE JUAN?

¿Todo esto significa que el apóstol Juan nos ha dado una prueba de validez doctrinal que no es buena? Por el contrario, el problema surge cuando la prueba es interpretada de manera sumamente trivial.
Juan no tiene ninguna intención de convertir la encarnación en un asunto técnico. No aísla una doctrina para convertirla en una única prueba de fe. ¿Cómo puede sugerir alguien que el apóstol hace esto, cuando en la epístola se han presentado otras cinco pruebas poderosas para discernir una fe genuina? Ha enfatizado en toda su epístola que debemos distinguir a los verdaderos creyentes de los falsos sobre la base de los siguientes criterios: 1) una conciencia sensible a la santidad, 2) un absoluto sometimiento y obediencia a la Palabra de Dios, 3) posesión de vínculo espiritual con otros creyentes, 4) separación definitiva de las cosas del mundo y 5) un entendimiento claro e instintivo del Evangelio.

Esta importantísima prueba doctrinal es colocada conjuntamente con todas las otras evidencias de vida y no es posible que se anulen o contradigan entre sí. ¿Cómo puede presentarse entonces como la única prueba? Muchas personas dicen que creen en la divinidad de Cristo pero no pueden pasar las pruebas de las evidencias de vida a las que nos hemos referido.

EL MAS PLENO SENTIDO

La intención de Juan nunca fue que su prueba fuera limitada a la pregunta acerca de si la gente creía técnicamente en la encarnación. Juan estableció su prueba doctrinal en el más pleno sentido, tal como se dijo al principio de este análisis.

Cuando Juan pregunta sobre la fe en la divinidad de Cristo quien verdaderamente vino en carne, él pide una clara aceptación de que:

1) Cristo era el infalible Hijo de Dios.
2) Cristo era el mismo autor de la Verdad.
3) Cristo era el Salvador elegido que tenía que morir en agonía corporal por nuestros pecados.

Supongamos que una persona afirma que cree en la divinidad de Cristo y que nosotros le hacemos las siguientes preguntas:

- ¿Cree Usted en los milagros? "No."
- ¿Cree en el nacimiento virginal? "No."
- ¿Cree en la absoluta infalibilidad de cada una de sus palabras? "No."
- ¿Cree Usted que El murió una muerte de expiación en el Calvario como la única manera de obtener el perdón de los pecados? "No."

Con tanta incredulidad acerca del Señor, ¿cómo puede esta persona creer verdaderamente que Jesús es el Hijo de Dios? Si verdaderamente creemos que Cristo es el Hijo de Dios encarnado, estamos obligados a creer en su infalibilidad, en la autoridad de cada una de sus palabras, en su gran poder, en sus milagros y sus hechos portentosos, en su muerte expiatoria. En fin, en todo lo que hizo y lo que dijo. Si le quitamos méritos en algo, entonces afirmamos que no era perfecto y por tanto no podía ser el Dios encarnado.

Debemos reconocer que es extremadamente insensato interpretar este versículo fuera de contexto y decir "¡no, si ellos dicen que creen técnicamente que Jesús es el Hijo de Dios, no me interesa hacer más preguntas!".

Debemos entender a Juan en este sentido: En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne y por lo tanto sinceramente cree en su nacimiento de una virgen, en su infalibilidad, en su muerte expiatoria, en sus palabras, en sus mandamientos y en sus promesas-es de Dios.

Este tema es de tal importancia que todavía debemos considerar un par de aspectos más. Consideren lo siguiente, - una persona que verdaderamente cree en la divinidad de Cristo, está obligado de manera absoluta a aceptar la autoridad e infalibilidad del Antiguo Testamento. De lo contrario, no puede creer verdaderamente en la divinidad de Cristo. Esto, debido a que Cristo (quien es Dios) afirmó de manera definitiva y como un dogma que el Antiguo Testamento era Escritura infalible. Si alguna persona no acepta esto, entonces tiene en muy poca consideración las palabras de Cristo. Hace a un lado las enseñanzas de Cristo o las toma con suma ligereza y por tanto no es posible que crea verdaderamente en su divinidad.

CRISTIANISMO TOTALMENTE FALSIFICADO

El espíritu del anticristo, contra el que el apóstol nos previene, es el Cristianismo falsificado. El cristianismo falsificado está presto a aceptar la divinidad de Cristo en un nivel técnico. Después de todo aún los demonios creen lo mismo - y tiemblan (Santiago 2.19). Pero ni los demonios ni el cristianismo falsificado reconocerán la soberanía y absoluta autoridad de Cristo. ¿Acaso los anglicanos evangélicos de hoy que firmaron el Pronunciamiento de Nottingham (y el evangelista internacional mencionado anteriormente) - acaso estas personas no se dan cuenta que han vaciado de tal manera el texto básico de Juan que le han quitado su significado? Los mismos demonios podrían ser admitidos en sus congregaciones de acuerdo con esto.

Por tanto, la regla básica de discernimiento dada por Juan es para medir cuanto cree una persona o un grupo en la divinidad de Cristo. Creer en la divinidad de Cristo quiere decir creer en todo lo que es esencial para la salvación. Quiere decir creer en sus obras, en su sangre purificadora y en su poder de salvación por medio del nuevo nacimiento. Quiere decir rendirse a su absoluta autoridad y obedecer todas sus enseñanzas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

De conformidad con esta regla ni los liberales ni los católicos pueden ser considerados como verdaderos cristianos. Deben ser ganados para Cristo y no confirmados en su engaño por medio del reconocimiento erróneo de los creyentes evangélicos.

Se le ha dedicado mucha atención a este punto debido a que es un problema que tiene mucha vigencia en nuestros días. Restarle importancia y podar la prueba vital de Juan es algo tan difundido que muchos evangélicos sinceros has llegado a confundirse. Concluyendo, debemos enfatizar que 1 Juan 4.1-2 debe de interpretarse a la luz de 1 Juan 1.1-3. Cuando Juan dice que Cristo ha venido en carne, tiene en su mente la Palabra de Vida . . . esa Vida Eterna. En otras palabras, quiere saber si real y sinceramente los maestros o los movimientos creen que Cristo vino en cuerpo humano reteniendo su autoridad divina y eterna y su infalibilidad. ¿Creen en el propósito de su venida descrito por Juan en el primer capítulo de su epístola?

En 1 Juan 4 hay otras reglas mas para el discernimiento, además de la regla crucial de creer en la absoluta infalibilidad de Cristo, en la autoridad de su enseñanza y en su gran poder.

Otra prueba adicional (versículo 4) es la falta de poder que ostentan los falsos profetas, maestros y movimientos. No pueden ni destruir ni dominar a las iglesias verdaderas que utilizan adecuadamente las reglas de discernimiento. Ciertamente no producen ningún fruto espiritual. Podemos aprender del fracaso del llamado movimiento locos por Cristo (Jesús freak) que sacudió a California y varios estados mas hace algunos años. En aquella época se dijo que este extremo carismático del cristianismo carnal estaba recibiendo la bendición de miles de conversiones. ¡Algunos líderes religiosos los saludaron como un notable avivamiento!

¿Qué le ocurrió a ese movimiento? ¿Y sus jóvenes, dónde están? ¿Qué podemos decir sobre su poder desde nuestra perspectiva actual? Se ha esfumado y todos sus convertidos regresaron al mundo. Su juicio acerca del Evangelio se ha ido a la ruina. Ese movimiento no tenía ningún poder espiritual. Era como la espuma, exhibicionismo, emocionalismo y falsedad desde cualquier ángulo que se le vea.

¿Qué podemos decir acerca del cristianismo pop de Inglaterra? ¿Pudiéramos decir que el trabajo del Evangelio ha avanzado visiblemente bajo este espíritu, o más bien se ha retrasado? La respuesta es dolorosamente obvia y según la prueba suministrada por Juan, debemos alejarnos completamente de este movimiento por anticristiano.

Otra sólida prueba (dada en el versículo 5 del capítulo 4) es: ¿qué tan aceptable es un maestro o un movimiento para la mente del mundo? El verdadero mensaje de Dios no es aceptado en los escenarios del mundo. Siempre es un reto muy serio para el alma. Lo que gusta a la gente del mundo, de acuerdo con el apóstol, es lo inspirado por el espíritu del anticristo.

A partir de este punto, Juan hace una revisión de las importantes evidencias de vida espiritual, o "marcas de la gracia" que ha comentado. Pero esta vez las presenta de manera individual como medios de dar seguridad a los creyentes. ( El versículo 13 del capítulo 5 establece la causa de esta nueva repetición de esas evidencias).

Tal como se ha comentado, los "evangélicos" ecuménicos simplifican el mandamiento del apóstol de tal manera que se permiten tener comunión con personas que no son evangélicas (siempre y cuando acepten nominalmente la Divinidad de Cristo). En 2 Juan 10-11 vemos la terrible naturaleza de ese compromiso.

Este tema tan crucial es resumido de manera perfecta por Robert Candlish en su excelente comentario de 1 Juan. La característica esencial del espíritu del anticristo es que . . . "no es de Dios." No ve al Salvador y a la salvación al lado de Dios. . .todo lo subordina a intereses y predicamentos humanos; todo lo ve desde una perspectiva humana. . .sujeta todo a opiniones humanas.

Qué comentario acerca del cristianismo moderno, de los que no son evangélicos, de los católicos romanos y de todo el liberalismo.

En estos días del fin el pueblo de Dios necesita ver y aplicar más que nunca los grandes deberes de lealtad y discernimiento que dominan la Primera Epístola de Juan.

ANEXO 1

Enseñanzas heréticas correspondientes a la última etapa apostólica:
(Una mezcla de Gnosticismo, Docetismo, conjuntamente con enseñanzas de los Cerintios y de los Nicolaítas.)

1.- La materia es impura. Las cosas materiales, con sustancia, están todas contaminadas, son malas. Solo lo espiritual es puro.
2.- Puesto que el cuerpo es materia, es por lo tanto malo. Dios, que es espíritu, nunca se podría unir a la carne. Cuando Dios el Hijo vino a la tierra "poseyó" al hombre Jesús.
3.- Dios y el hombre nunca se podrían mezclar en una personalidad. Para demostrar ese hecho de manera práctica, Dios vino sobre Jesús desde su bautismo hasta poco antes del Calvario.
4.- Puesto que el cuerpo es por naturaleza pecaminoso, una vida de santidad en el cuerpo es imposible e irrelevante. El alma no es responsable por lo que hace el cuerpo.
5.- Un hombre puede cultivar la santidad del alma de manera separada del cuerpo, por medio del desarrollo del conocimiento intelectual y el entendimiento de Dios. Así alguien puede estar libre de pecado en la vida del alma mientras el cuerpo está en libertad de practicar cualquier tipo de pecado.
6.- Existen dos tipos de "cristianos", los verdaderamente espirituales (que tienen los puntos de vista arriba mencionados) y los terrenales (aquellos que no han podido ver la distinción entre los asuntos del alma y los del cuerpo). La variedad terrenal de cristianos los revela como simplemente primitivos y por ende enemigos de la enseñanza verdaderamente "espiritual."

ANEXO 2

Promesas de consuelo y de seguridad obtenidas de la Sección Final de 1 Juan.
Bajo inspiración, el apóstol promete las siguientes bendiciones, derechos y privilegios para los creyentes.

1.- La presencia de Dios en el creyentes y la prueba activa de su amor personal a los creyentes. 4.12-15
2.- La dádiva del Espíritu Santo - que trae conciencia de Dios, fervor en la oración y una conciencia viva y motivos, gustos y deseos espirituales. 4.13-16
3.- Arrojo; una certeza de perdón y liberación de todo miedo a la condenación por el pecado. 4.17
4.- Paz con Dios, que conlleva gozosa comunión con El y un trato sin restricciones. 4.18
5.- Adopción como hijos - no siervos sino herederos; adoptados con todos los privilegios de familia. 5.1
6.- Poder sobre el mundo, con capacidad de tener experiencia de Dios y doblegar al pecado que asecha. 5.4-5
7.- Un derecho glorioso a la seguridad que nos viene de la Palabra, de experimentar la bondad de Dios y como dádiva directa de Dios. 5.13
8.- Respuesta a las oraciones; el privilegio de experimentar al Señor en toda circunstancia. 5.14-15
9.- El cuidado de Dios prometido. Los creyentes no pueden ser dañados ni perderse de manera definitiva; no pueden sufrir pruebas que excedan su capacidad. 5.18
10.- Un profundo entendimiento de este mundo así como de las cosas espirituales y futuras. 5.19-20
11.- La gloria de una vida eterna asegurada. 5.20
12.- La habilidad de una verdadera apreciación espiritual está implícita en la exhortación final. 5.21